La perfección no existe pero la transformación si, todos tenemos la capacidad de cambiar, aprender y crecer independientemente de cuáles sean tus circunstancias.

Estar presentes no es tan sencillo, nuestras mentes divagan constantemente, investigaciones recientes demuestran que  nuestras mentes divagan de media el 47% de nuestro tiempo por tanto estamos perdiendo casi la mitad de nuestras vidas en no estar presentes en el ahora. El mindfulness o atención plena  entrena a tu mente a estar presente AQUÍ y AHORA. La mayoría de nuestro tiempo en vez de practicar el estar presentes estamos practicando la autocrítica, la frustración, la impaciencia, el autosabotaje, etc.

“lo que practicas, se refuerza”

De ahí el concepto Neuroplasticidad, las experiencias repetidas moldean nuestro cerebro por tanto si “meditas” teniendo pensamientos de crítica estas haciendo crecer el enjuiciamiento, meditando con frustración haces crecer la frustración. Atención plena o Mindfulness no solo es prestar atención, es prestar atención con amabilidad, dándole la bienvenida a todo incluso a lo que nos incomoda. Estamos practicando mindfulness todo el tiempo, momento a momento estamos haciendo “crecer” algo, así que la cuestión es simple, ¿qué es lo que quieres que crezca? ¿qué es lo que quieres practicar?

Mindfulness funciona, fortalece el funcionamiento de nuestro sistema inmune, reduce el estrés, reduce la cantidad de cortisol, nos ayuda a dormir mejor. Casi todo el mundo tiene una sensación subyacente de “yo no soy lo suficientemente bueno”, “no estoy bien”, “no estoy viviendo la vida correctamente”, ese tremendo juicio cargado de lástima hacia ellos mismos es una emoción universal, el sentimiento de lástima la sentimos todos, incluso peor aún tenemos la creencia equivocada de que si sentimos lastima de nosotros mismos, si nos castigamos, de alguna manera podremos mejorar, y la realidad es que la lástima no funciona, apenarnos nunca funciona, cuando sentimos lástima o nos avergonzamos las partes del cerebro que tienen que ver con el crecimiento y el aprendizaje se desactivan. Imágenes de resonancia magnética muestran que  el cerebro cuando está “apenado” la amígdala desencadena una cascada de norepinefrina y cortisol para inundar nuestro sistema desactivando los centros de aprendizaje y transfiriendo nuestros recursos al modo de supervivencia.

La vergüenza y la pena le roban literalmente al cerebro la energía que necesita para hacer el trabajo de cambiar. Lo peor de todo es que cuando nos sentimos avergonzados queremos evitar ese sentimiento, y para conseguirlo, escondemos aquellas partes de nosotros mismos de las que nos avergonzamos, las partes que más necesitan de nuestra atención. Es tan doloroso mirar hacia esas partes! pero precisamente ahí esta la clave en  mirar aquello que no queremos pero, de forma AMABLE.

La amabilidad nos da un baño de dopamina activando los centros de aprendizaje del cerebro dándonos los recursos que necesitamos para el cambio por tanto el mindfulness requiere una atención amable.

“Mindfulness es prestar ATENCIÓN con INTENCIÓN y AMABILIDAD”